Aspectos generales.

Hijos de San Miguel en Cuba

dunas_27_01_SanMiguel.pdf

Una de las cuatro parroquias del Concello de Barreiros emplazadas en la costa, está situada a 3 km de San Cosme de Barreiros (capital del Concello), a 10 km de Foz, a 12 km de Ribadeo y a 30 km de Mondoñedo. Esta localidad está atravesada por la carretera N-634 y por el ferrocarril Ferrol-Gijón.

Entrada a San Miguel de Reinante  Aspectos de la plaza del Souto Aspectos de la plaza del Souto
San Miguel cuenta con numerosos recursos para agradar la estancia veraniega de la gran afluencia de visitantes que se produce en los meses estivales. Desde las playas de fina y blanca arena (Arealonga, A Pasada, etc.), los abruptos acantilados de la Punta del Castro, A Cabana o Punta de Corbeira, hasta las alturas de los montes Comado con 460 m (desde el que
San Miguel de Reinante Aspectos de la plaza del Souto

se divisa toda la costa desde el occidente de Asturias hasta Viveiro), Penalonga (510 m) o Mondigo (569 m), ya en el Concello de Ribadeo, con sus antenas de radio, televisión y telefonía, pasando por los barrios de Sarxéndez, Pumarín, Triana, Pumarrubín, As Pasadas, Outeiro, Entrerríos (donde se encuentra la Iglesia Parroquial), Ferrería, Áspera, etc. En el barrio de A Barranca merece la pena visitar la ermita de San Esteban de Pagá.

Perduran en San Miguel tres antiguos Pazos que aún lucen sus blasones: la conocida como "casa de Moreda", en el barrio de Pumarín, es la más notable. En su entrada posterior (antaño fachada principal) muestra los escudos de armas de los Taboada y los Andrade; sobre la ventana central se puede ver una cartela que dice:

ESTA CASA HIZO ALVARO TABOADA Y VIOLANTE DE ANDRADE SU MUGER COMENZOSE EN EL AÑO 1550 I ACABOSE EL AÑO 1561.

 

Casa indiana
Casa indiana Ermita de San Esteban de Pagá

El Pazo de Triana conocido como "Casa do Curioso" muestra las armas de los Moreda-Ribadeneyra y Aguiares con fecha de 1.669. El Pazo do Outeiro tiene un escudo muy bien conservado con la leyenda:

AVANTE CON LA CRUZ AVANTE

Piedra de armas del pazo de Triana Detalles del Panteón de Santar Detalles del Panteón de Santar

Cuenta San Miguel de Reinante con una gran variedad de construcciones conocidas como indianas, entre las que cabe destacar "Villa Julia", conocida como "o chalé vello", construido en 1.923.

Es digna de resaltar la hermosa construcción del panteón de D. Venancio Santar Abraído, Cura Párroco a finales del siglo pasado, a cuyas expensas se creó el actual cementerio parroquial.

Piedra de armas del pazo de Triana Detalles del Panteón de Santar
Antigua vista de la Iglesia Parroquial ( cortesía de Lalo de Cora) Villa Julia antes y después de su restauración Panteón de Santar
Retablo Retablo Iglesia Parroquial Enterramiento
iversos aspectos de laIglesia Parroquial

La Plaza do Souto, bien urbanizada y con espacios bien aprovechados, es el centro comercial de la localidad. En esta plaza se encuentra una placa en recuerdo del Insigne Médico Dr. D. Ramón Iglesias Dorado, benefactor de la localidad.

Tiene San Miguel bares-restaurantes como "El Último Cuplé" regentado por Angélica o el "Outeiro", con Maruja al frente. Bares-cafeterías como "A Dulcería", o "La Bodeguilla"; pubs (!) como "Popeye" o el "Rimar".

En las proximidades se pueden encontrar gran cantidad de alojamientos: En Santiago de Reinante están "Hostal Amadora", "Hotel A Mariña", "Hostal a Nosa Casa" (con camping), etc. Benquerencia, San Cosme de Barreiros, Ribadeo y Foz son otros núcleos de población cercanos que cuentan con gran número de confortables alojamientos, incluyendo el turismo rural.

Casal el el barrio de Sargéndez

Edificio de la Sociedad Hijos de San Miguel y Reinante, antiguo colegio.
Casal el el barrio de Sargéndez Punta del Castro desde Comado Edificio de la Sociedad Hijos de San Miguel y Reinante, antiguo colegio, recién inaugurado y en la actualidad  (cortesía de José Rocha Dorado)

Historia.

No se sabe con certeza quién fue el primer individuo o grupo que, catalogado dentro de una determinada cultura, se dignó visitar estas tierras. Hoy por hoy, el testimonio mas antiguo de nuestro pueblo es el Castro, construcción, por otro lado, muy difundida en Galicia y Asturias.

La cultura castreña. Antecedentes.

Para Villaamil y Castro, habría que remontarse al Neolítico Superior para encontrar el germen de la construcción de los castros. Sin embargo, para otros autores, no será hasta la Edad de Hierro (en Galicia) cuando surja el apogeo de estas construcciones.

Francisco Lanza, Murguía, Amor Meilán, etc. no dudan en creer que estas tierras fueron visitadas desde antes del s. X a. C. por fenicios, cartagineses, griegos, etc. buscando minas metalíferas de estaño y oro, principalmente, fundando factorías de carácter pesquero y de salazón de pescado. Este sería el caso de las minas de Salave y de la factoría de Foz.
Ayer y hoy de la Plaza del Souto de San Miguel (Cortesía de Andrés de Teixeira)  

La Edad de Hierro.

Conocido el hierro en Mesopotamia, desde el III milenio a.C. es probable que no sea introducido en la península hasta el año l.000 a. C., fecha en que se produce una segunda invasión de pueblos indo-europeos en la península, creando en Cataluña y Aragón la cultura de las urnas. Mientras, Galicia sigue anclada en la etapa final del bronce, y según señala Bosch Gimpera, no sería hasta el S. VI a. C. cuando, con la irrupción de un pueblo indo-europeo denominado los Saefes, sea introducido el hierro. En el S. II a. C. Avieno escribió su poema Ora Marítima, basado en un periplo fenicio o griego del S.VI a. C., que habla de los habitantes Osatrimnios, hoy identificados por López Cuevillas e Fermín Bouza, como los antiguos gallegos, que tenían como centro cultural el Cabo Finisterre. Se trataría de un pueblo vinculado al mar, y, en sus posibilidades, a los trabajos metalúrgicos en pequeña escala, de costumbres pacíficas y comerciando con los Tartesios.De este pueblo no se conservan ni sepulturas ni habitaciones; vivirían en

Destrucción de la "micaela"

cabañas construidas con materiales ligeros, contando con una población numerosa y viviendo agrupada en poblados precedentes de los castros o en los mismos castros. Este pueblo de cultura atlántica, fue invadido hacia el S. VI a. C. y de esta fusión parece que surgió la cultura castreña propiamente dicha. Como consecuencia de esto, hasta esta fecha Galicia dejó de llamarse la Oestrimnia y pasó a llamarse la Ofiusa; más tarde, antes de la llegada de los romanos, quedaría englobada en la Lusitania y, como consecuencia de la expedición de Décimo Juno Bruto, pasaría a ser Gallaecia. Subsiste la, polémica, de si los pueblos invasores eran o no Celtas. La dificultad está en que los Celtas crearon en Centro Europa una característica propia del período de Hallstat y que, como tal, no encontramos en Galicia. Parece ser que ciertos estudios lingüísticos y étnicos ponen en entredicho la desconfianza de las Universidades europeas en esta materia, encontrando raíces inequívocamente Celtas. Hoy, algunos autores no dudan en llamar a esta cultura castreña con el término Post-Hallstática, influida, desde su origen, por elementos que se sumaron a lo largo de distintas oleadas.

Para Cuevillas, la forma dispersiva en que se articulan los castros, en un reflejo de la antigua estructura Oestrimnia, y no Sefe; de ahí la especial fisonomía, que no se encuentra en el mundo Celta.

Basándonos en las obras de Avieno, Estrabón, Polybios y Poseidónidos (Estrabón resume la obra de éstos últimos en el s. II a. C.) se puede deducir que a la llegada de los romanos, los castreños eran muy belicosos, que sólo contaban con barcas de cuero para adentrarse en el mar y cruzar los ríos; los hombres eran guerreros, quedando la agricultura a cargo de la mujer.

Vestían un sayo escotado, largo hasta la mitad del muslo y de mangas cortas; usaban, para defenderse del agua y del frío, unas capas negras de lana, y las mujeres usaban vestidos de colores vivos.

Los escudos eran pequeños y cóncavos por el exterior, las empuñaduras eran cortas, los cascos de metal o tejidos de nervios de animal; también utilizaban lanza arrojadiza.

En Lugo, parece que la invasión corrió a cargo del pueblo Poemano, quizás una tribu Sefe. Todos estos pueblos rendían culto a la Luna, al Sol, a los dioses castreños y, antes de los romanos, era frecuente la celebración de sacrificios de animales e, incluso, de personas, para sellar pactos o ritos.

El castro como fortificación.

En este ambiente llega a su apogeo la construcción de los castros a lo largo de Galicia, parte de Asturias y de Portugal. Para López Cuevillas, su realización sería a consecuencia del traslado de las gentes que vivían en campo abierto y construyeron recintos fortificada los para su mayor seguridad. En principio parece que estaban ocupados por Cabañas de materiales ligeros, de vestidas y con piso de barro, similares a las que tenían esas gentes en campo abierto.

Serán, entonces, las casas de piedra, que hoy se conservan en algún poblado castreño, una manifestación tardía de la cultura castreña, quizá dada poco antes de la irrupción romana. Sin duda, en muchos castros llegaron a coincidir los dos tipos de edificaciones.

En principio creado como fortificación estratégica, no se debe olvidar su posición con respecto a los demás castros, pudiendo tener, además, otras finalidades.

Murguía señala la posibilidad de e servir como templo, como atalayas para vigilar los sembrados, como habitaciones de los jefes o como refugio ocasional.

Día de fiesta en la Plaza do Souto; años 60 (Cortesía de Lalo de Cora)

El castro de San Miguel.

Como se sabe, el Castro está enclavado en un pequeño cabo (conocido como Punta del Castro), desde el cual sea puede vigilar una extensa zona de la costa. En sí, está formado, en nuestra modesta opinión, por tres elementos diferenciados:

Por un lado tenemos el castro propiamente dicho, quizás de unas treinta áreas de superficie, asentado en toda propia punta, y con probabilidad de guardar bajo la cubierta vegetal restos de viviendas de piedra. Viene a continuación una mámoa, que es un túmulo de tierra, y, en último término, un sistema de fortificaciones compuesto por tres muros consecutivos en una superficie de 45 o 50 áreas; por cierto, hoy casi desaparecidos por la actividad humana.

A propósito de los muros y de la tradición, un articulista del Seminario de Estudios Galegos dijo: "el paisano puede adquirirlos por tradición y llevar en la memoria referencias históricas y leyendas, algunas de las cuales pueden venir de un pasado remotísimo. Mas él las recuerda siempre sin cronología, ni absoluta ni relativa; la tradición popular no conserva bien las fechas ni el orden de los acontecimientos. Si embargo, no deja de poder tener cierto significado, si acaso, la posición histórica de los moros como más antiguos que los romanos..., como confirmatorio de la identificación de los moros castreños con la población protohistórica de Galicia, o sea, con los auténticos constructores de los castros".

Antiguas fotografías que muestran la carretera N-634 a su paso por San Miguel de Reinante (Cortesía de José Rocha Dorado)

Parece ser que ciertas excavaciones accidentales dan a entender que los romanos habitaron en los castros y dejaron en ellos sepulturas y objetos; pero estos castros pudieron ser de edificados sobre otros más antiguos. Sobre estos puntos es imprescindible recurrir a la excavación; todo lo demás serán suposiciones históricas.

Playa de Arealonga y Punta del Castro
La mámoa citada es una de las dos que Lanza sitúa en San Miguel, ignorando cuál puede ser la otra, a menos que se trate de la Roda de Agustín en Santiago de Reinante. Murguía define estos túmulos, llamados también medoñas, arcas, medorras, etc. como "montículos artificiales con que la piedad antigua tapaba los restos de sus seres amados o temidos". Fueron utilizados como tumbas por numerosos pueblos y en diferentes países, habiendo sido objeto de violaciones en busca de objetos valiosos.
Playas de Arealonga y Moledo y Punta del Castro

De Roma al año mil.

En el año 138 a. C. Bruto conquistó Gallaecia, quedando bajo el dominio romano hasta la llegada de los pueblos bárbaros. Provenientes de la Coruña, parece que no le fue difícil a las naves romanas dominar la parroquia y establecerse; como consecuencia de esto se fundó en Ribadeo Portus Julianus (hoy Porcillán) y quizás la ciudad de Ontonia (la actual Mondoñedo).

De del año 29 al 19 a. C., Roma se lanzó contra los cántabros y astures, pero esta costa ya era romana y la repercusión no debió ser muy grande.

 

 
 
Procesión el día de San Miguel

Son Pomponio, Mela y Plinio, los que describen los pueblos que habitan en esta mariña. Mela se limita a decir que en el norte, la costa es recta, "en ella viven primero los artabri y, que pertenecen aún a la nación céltica, y, a continuación, astures.

Lo que no sabemos es cuál era la delimitación y a que el grupo pertenecían las gentes de el castro de San Miguel.

Por su parte Plinio comenta:"...y tras ellos el conventus lucensis a partir del río Navia, con los albiones, cibarci, egi, varri, cognominados nomarini, adovi, arroni y arrotrebae"

Sabemos que los albiones llegaban, al menos, hasta Vegadeo, por una estela que apareció y que les hace referencia; lo demás son conjeturas. Para G. Bellido egi-varrí sería un solo pueblo, pero no lo localiza. Para Amor Meilán, los cibarci serían los habitantes de la Mariña, con núcleo en Cabarcos y para otros autores serían los egosbarros los que habitasen en la Mariña, al menos de Ribadeo a Foz, cosa que parece más razonable. También se apunta la posibilidad de que Ribadeo estuviese habitado por un pueblo llamado Eosio.

Otra cuestión, no muy clara por cierto, es la de saber si estos pueblos eran celtas. Del comentario de las obras que G. Bellido hace de la obra de estos autores, y del contexto total en que narra Plinio (más detallista) parece deducirse que estos pueblos no eran celtas, si no autóctonos; sin duda sus antiguos fueron los que debieron crear y trabajar en la metalurgia del oro, fruto de la cual sería la famosa diadema de Ribadeo y el toro alado.

Otro hecho es que, desde la creación del Conventus Lucensis (demarcación territorial romana) hasta el siglo XVI, las tierras desde Navia pertenecían a Galicia.

Suevos, moros y vikingos.

Hasta el siglo X, estas fueron las mayores amenazas de invasión que la población gallego-romana tuvo.

Se habla de que hacia el año 458 y después en el 461, una tribu sueva, llamada de los hérulos al mando de Remismundo pudo saquear Ribadeo, Viveiro y sobre todo Mondoñedo, aunque no es muy comprobable.

Parece ser más cierto el arrasamiento que en el siglo VIII hicieron los árabes o moros en Mondoñedo. Fechas de la liberación de este pueblo en Ribadeo señalan el año 742 por Alfonso I; de nuevo en el año 858 por Ordoño I y, definitivamente, en el año 876 por Alfonso III el Magno.

También en los siglos VIII al XI comienzan a merodear estas costas los vikingos o normandos en busca de botín.

Primeros documentos históricos.

Del año 775 se conserva, en la Catedral de León, una escritura de donación que el Rey Silo hizo a unos monjes. Tiene importancia por ser el documento más antiguo de España y porque hace referencia a estas tierras.

Villaamil y Castro cree que el monasterio debió estar asentado en Celeiro; Amor Meilán señala la posibilidad de que estuviese en la Áspera, en San Miguel, o en la de San conCosme y Enrique Cal, paleógrafo de Mondoñedo, lo sitúa hacia la zona de Abres.

Este es un párrafo que se puede encontrar en la obra "España Sagrada" del P. Florez (tomo XVIII) y en la Crónica General del Reino de Galicia de Amor Meilán (tomo dedicado a Lugo):

"... in cellarium nostro q. est inter iube et masoma inter ribulum alesancia et mera locum que dicitur lucis determinatum de ipsa uilla ubi ipse noster mellarius habitauit espasaudus et per illum pelagum nigrum et justa montem que dicitur farum et per illas sasas aluas et perilla lacuna usqua in alia lacuna est usque ad petra ficta et per illa lagenam et per ipsum uillare que dicitur desiderii et per illum arogium que dicitur alesanciam et per alia petra ficta q. stat in montem super tabulata per ipsa strata q. sclude terminum usque in locum que dicitur arcas et arogium que dicitur comasio cum omnen exitus et regreso castros duos..."

Es de agradecer a D. Jesús, cura párroco de San Miguel, su ayuda en la traducción, pero poco se puede extraer en claro. Cellario es un celeiro, iube et masoma, significa Eo y Masma; pelagium nigrum un es la raíz de Pozo Mouro, Pozo Negro o, simplemente, Piélago (Pelamio), arogium es un arroyo; petra ficta es una especie de mojón de piedra grande que los antiguos usaban para dividir el territorio y que los Obispos es prohibieron porque se les rendía culto; arcas puede ser una mámoa y farum un es el nombre de un monte.

En el año 969 se fundó en el Monasterio de Lourenzá por el Conde Santo, dentro de la orden Benedictina; y en el año 973 se fundó en el Monasterio de Ermolfi, en la Devesa actual.

 

Cronología desde 1.070 hasta 1.500

1.071 a 1.112

Posible batalla en Foz contra los normandos, que dio lugar a la leyenda de El Obispo Santo.

1.112

La Sede del Obispado está en San Martín de Mondoñedo y pasa a Mondoñedo

1.199 a 1.233

La Sede del Obispado en Ribadeo

1.228 a 1.269

Los Benedictinos de Lourenzá hacen concesiones y cartas de poblamiento en esta parroquia (Rinlo, Meirengos)

1.325

Los gallegos de esta zona llegan a piratear naves inglesas

1.369

Pierre le Vesgne, Conde de Ribadeo

1.422

Ruy López Dávalos, Conde de Ribadeo

1.439

Rodrigo de Villandrando, Conde de Ribadeo

1.452

Ribadeo habilitado para cargar y descargar mercancías

1.469

La Irmandade Galega en estos aledaños

1.483

Pardo de Cela es preso en Alfoz y, diez días después, el ejecutado el Mondoñedo

1.485

Un Rivadeneyra, al servicio real, sitia la fortaleza de Caldaloba (Cospeito) donde se refugió la hija y el yerno de Pardo de Cela

San Miguel de Vilachá.

De este período comprendido entre los siglos XII al XV, se conservan en el Archivo de la Catedral de Mondoñedo unos treinta documentos, que forman parte del Tumbo Pechado del Cabildo, de dos calendarios y de tres grupos de escrituras, que hacen referencia a San Miguel de Vilachá.

En este trabajo se intenta dar una visión del contenido, pero no se debe intentar sacar conclusiones definitivas en ningún caso, ya que en ocasiones se trata de resúmenes de resúmenes.

Es de agradecer la ayuda prestada por el paleógrafo y archivero de la Catedral D. Enrique Cal Pardo, gracias a cuyo trabajo de estudio y clasificación fue posible dar cierta forma a este trabajo.

Con todo, hay que dejar claro que un estudio detallado de estos documentos lleva tiempo y requieren ciertos conocimientos de paleografía, de la estructura medieval de la Iglesia, cotejar datos referentes a varios pueblos, seguir la pista a la evolución de las costumbres y nombres toponímicos; en definitiva, familiarizarse con el ambiente y conocer el contexto para poder sacar alguna conclusión satisfactoria.

La primera referencia que tenemos data del año 1.128 en que el rey Alfonso VII, dictó una sentencia a fin de repartir las iglesias de esta parroquia entre el Obispo y el Conde de Villalba D. Rodrigo de Montenegro.

Escrita en latín, ya habla de San Miguel de Vilachá (Villaplana o Villaplaine); de San Pedro de Vilachá y de Santiago de Reinante. Así mismo se nombran las capillas de San Esteban de Pagá y San Esteban de Aguas Santas; en cuanto a San Cosme, no nombra así, simplemente.

Antes de seguir es conveniente explicar algunas ideas para entender los significados de estos documentos.

Es el Cabildo el conjunto de canónigos, afincados en Mondoñedo y que regentan la Catedral. Aunque subordinados jerárquicamente a un Obispo, tanto éste como aquél, eran independientes para la administración de sus propiedades. Incluso, dentro de la Catedral, existieron distintas secciones, cada una de las cuales funcionaba independientemente, administrando sus recursos y dando cuenta de ellos (racioneros, fabricantes, administradores...).

La mayor parte de los documentos dan cuenta de foros o arrendamiento de las propiedades, en este caso del Cabildo. Es de esperar que en el Tumbo Pechado del Obispo, desafortunadamente desaparecido, tuvieron una relación similar de documentación, a través de la cual se pudieran saber cuáles eran las pertenencias y obligaciones que existían entre los colonos y los administradores del Obispo.

Para llevar a cabo este control de recursos y propiedades, el Cabildo dividió la Diócesis en seis Administraciones, cada una de las cuales estaba compuesta por varias parroquias; dando cuenta de esa administración ante el cabildo estaba un Administrador.

Lo normal era que el Administrador diera foros o arrendara, a su vez, las propiedades que tenía a su cargo y por las cuales tenía que pagar lo estipulado al Cabildo, a los curas que regentaban las feligresías o, en todo caso, a los clérigos.

En último lugar, éstos, aforaban las propiedades a los vecinos, cerrándose así la pirámide jerárquica muy propia de la sociedad medieval.

La diferencia esencial entre aforar (o sea, dar en foro) tal y como se entendía en aquella época, y arrendar (menos frecuente), está, sobre todo, en la duración. Tanto en uno como en otro sistema, el pago estipulado se solía hacer efectivo en especie y las menos de las veces, en dinero; pero mientras el arrendamiento solía ser por un período corto de nueve o diez años, el foro se dada por la vida del aforado, y la mayor parte de las veces, incluía la vida de hijos y nietos. En algún caso extremo, la posesión del foro es dada, incluso, hasta los bisnietos, considerando D. Enrique Cal que este caso bien pudieron darse cuando el aforado ya fuese una persona de mucha edad.

En este contexto se habla de la Administración de San Miguel de Vilachá, que tenía a su cargo varias feligresías y que, por otra parte, fueron variando con el tiempo.

Cada Administrador tenía que rendir cuentas al cabildo en determinados meses. Como había seis Administradores, a cada uno le correspondía dar sus tributos al Cabildo dos meses al año. Quede claro que el cabildo cobraba sólo a los colonos a los que tenía arrendados o aforado sus propiedades, aparte de los tributos generales de carácter religioso, a los que estaban obligados todos.

Aparece así de esta forma en los documentos, al hablar de la administración de los meses de San Miguel o de San Cosme entre otros.

A San Miguel le correspondía pagar en los meses de noviembre y abril, y a San Cosme da marina en enero y marzo. Normalmente el pago se hacían con referencia a las festividades; así, se habla de que pagar por Santa María en noviembre.

Los documentos del siglo XIII y comienzos del siglo XIV están en latín, pero después se describen en gallego. Este es un pequeño resumen:

1.288 (5 de abril). El Cabildo cede en foro a la Administración de San Miguel de Vilachá a Mateo Álvarez, clérigo de Coro, durante la vida del Arcediano de Montenegro D. Pedro Diéguez.

Tenía que suministrar en los meses de San Miguel (noviembre y abril) a cada Canónigo del Cabildo, ocho sueldos leoneses y dos panes dominicales. Daría también la ración íntegra a los que estuvieran estudiando, como si estuviesen presentes (este es el caso de los religiosos de la Catedral o dependientes de ella, que se encontraran estudiando en otras diócesis).

1.292. El Administrador de San Miguel arrienda la viña de Ribadeo al Arcediano de Viveiro, que era el que llevaba la Capellanía de Ribadeo. Tenía que trabajarla bien, darles la cuarta parte del fruto a la Administración y poner la viña en "forquetas, madeira e latas".

1.308 Arrendamiento de la Administración de San Miguel al canónigo Fernán González y a Juan de Ribadeo. Tenían que pagar de por vida once sueldos y medio del Rey Fernando; ración completa a los que estuvieran estudiando y a los canónigos un pan diariamente y tres los domingos (entiéndase en los meses de noviembre y abril). Por otro lado, a los racioneros, que eran otra jerarquía de la Catedral, tenían que darle la mitad de lo anteriormente citado en dinero y de lo citado para pan.

Era muy común en los aforos imponer a los colonos, como condiciones, la construcción de molinos, de eras o de otras mejoras en un determinado plazo y, además, se solía exigir que en el documento fidelidad al Cabildo. Por otra parte, al aforado no se le permitía vender el foro sin consentimiento del Cabildo y, en ningún caso, a personas poderosas como monasterios, caballeros, damas, etc; se podía aforar o arrendar la propiedad por temor a quedar sin poder frente a ellas.

1.341 Aforo a Rodrigo Yanes, a su mujer y hermano de la heredad de Pousada por la que tenían que pagar, una vez construido el molino sobre el río de San Miguel, la quinta parte de la producción. En caso de no cuidar el molino, quedaría libre para el Cabildo.

1.388 Cabarcos pagaba a la Administración de San Miguel de Vilachá: 96 busíos de trigo, 88..., 88 de mijo, 66... de trigo, 8 busíos de castañas, 4 busíos de nueces y 4 cadrelos de maíz.

No se entiende muy bien, pero se cita para dar una idea de medidas y cultivos de esta época.

1.389 Se hace un inventario de la Administración de San Miguel y tenemos que, en este año, la administración de San Miguel de Vilachá está formada por: un San Miguel de Vilachá, Santa Cristina de Celeiro, San Justo de Cabarcos y Santiago de Lindín (cerca de Mondoñedo).

Percibía el Administrador como luctuosa la mejor cabeza de ganado, y, de no haberlas, 60 sueldos. Por la Terrería recibía 200 maravedíes al año.

La luctuosa era una especie de impuesto que había que pagar al Cabildo a la muerte de un colono, y que, en este caso, consistía en la mejor cabeza de ganado, ya fuese buey o vaca. La terrería debía de ser un impuesto vinculado con la tierra.

Tiene, entonces, el Cabildo en San Miguel 6 casales de heredades "mansas", es decir, buenas y trabajadas, en contra de las "heredades bravas", que son:

Uno en Jalsende con veinticuatro jornales de viña, (lo cual es mucho) y que daban la cuarta parte a la Administración.

Otro en Pumarinno de tres cuartos de viña (aún no un jornal) y que dan la tercera parte al Administrador, es decir, que también eran mejores.

Otro en Pumarinno de tres jornales que dan a terza.

Otro que en la Pousada de diez jornales que dan a cuarto.

Uno en el Outeiro de un jornal que dan a cuarto.

En conjunto, otros siete jornales en dos heredades de la iglesia que daban a terza.

Dice, además, este documento: "El Cabildo tiene la mitad de El Souto que le llaman Vilar (Villare) según está repartido por montes y pertenencias del casal que fue de Fernán de Villar y dos molinos que dan y llevan de foro y que van en la terrería y otro molino que lleva a la iglesia y que da el sexto de foro y dan de bodo (voto relacionado con Santiago Apóstol) cuatro cadreles de mijo que montar un celemín".

1.399 Aforo a Ruy Fernández de Vilanova del molino de junto a la iglesia con toda la heredad contigua perteneciente al Administrador de San Miguel de Vilachá.

Tenía como condiciones reedificar el molino, hacer una casa en la heredad circundante, construir un hórreo y hacer una cuadra para el ganado, así como una era para la trilla.

Pagaría al año cinco libras de veinte sueldos cada una. Por la casa y el hórreo, veinte sueldos y por la heredad circundante, un cuarto de pan, fruta y otras cosas.

De dos documentos más se extrae la conclusión de que la administración de San Miguel tenía posesiones en Santiago de Vigo (Vilavella, Ribadeo) y en Saíñas (Celeiro).

De 1.409 y 1.449 hay dos documentos de arrendamiento de la Administración de San Miguel de Vilachá. Por el primero, Alfonso Eanes se comprometía a pagar a finales de abril y finales de noviembre 2.100 maravedís de par de blancas y 27 carros de trigo de 10 celemines cada carga.

En el segundo, el arrendamiento a Ruy González quedó fijado en 27 cargas de trigo y 4.750 maravedís de parte de blanca.

El administrador tenía los siguientes derechos:

Todos sus frutos y derechos.

Conceder foros y oír pleitos.

Jurisdicción temporal y espiritual.

Poder de excomulgar y censurar.

Oír de causas matrimoniales y profanas.

Poder visitar y corregir, presentar y hacer colación.

Esto último se refiere a la supervisión, por una parte, de la situación de sus pertenencias, y por otra, (presentar y hacer colación) a ciertos hábitos eclesiásticos relacionados con nombramientos y toma de posesión de cargos.

En cuanto a la relación con el cabildo, el Administrador tenía que pagar lo convenido en las fechas estipulada, no pudiendo invocar engaño ni pedir rebaja por pedrisco, helada, fuego, robo, guerra o cualquier otra circunstancia, incluso las menos previsibles.

Vilachá.

Todos los documentos anteriores hacen referencia a S. Miguel de Vilachá, si bien no hay por qué asocia este San Miguel con el concepto de Vilachá que la tradición oral nos legó. Es muy probable que el sitio que hoy conocemos como Vilachá se asentara un pueblo en alguna época, y que con tiempo desapareció, perviviendo su recuerdo a través de las generaciones. Incluso se puede admitir la coexistencia temporal de este Vilachá con San Miguel de Vilachá, pero en ese caso parece como más probable que en estos siglos medievales no quedasen Vilachá con más importancia que la de ser un modesto barrio.

Resulta difícil ver, después del año 1.000, un pueblo junto al mar, a tiro de piedra normandos o vikingos, en una posición no muy privilegiada de cara a las marejadas y riadas. Hay que recordar que en estos siglos, por causa no conocida, La Coruña, Ortigueira, Castropol y, al menos Ribadeo, cambiaron de asentamiento; en concreto, en el caso de Ribadeo, eligió un lugar más resguardado en la ría como es Vilavella. Hay que recordar también que en estas fechas los pueblos aumentaron en demografía, se practicó una agricultura extensiva a base de cortar árboles y talar montes, desecar lagunas y de aprovechar al máximo los recursos de agua con la introducción del molino de agua.

En este sentido, no es muy lógico ver un núcleo apiñado, sino más bien un sistema de caseríos repartidos en lugares estratégicos más que de cara a la defensa, de cara al aprovechamiento de recursos. Era común, por no tener abonos y los animales del campesino no ser capaces de producir el estiércol necesario para las tierras, tener que recurrir a una especie de barbecho dejando descansar la tierra y teniendo que recurrir a nuevas roturaciones, que no serían otra cosa que "rozas", a fin de sembrar, sobre todo, cereales.

Fuente inestimable de recursos sería el monte, de donde se extraía leña, caza, alimento para el ganado, cera y miel, que sustituía al azúcar.

También hay que considerar que, en este caso, la y iglesia se construía muy lejos del pueblo, lo que tampoco es fácil de explicar. Además ya vimos que en el siglo XIV existen, al menos, caseríos Xunto a Igresia,Pumarín, Outeiro, Jalsende... y el pueblo se sigue llamando San Miguel de Vilachá.

Otra cosa no fácil explicar es porqué se habla de San Pedro de Vilachá y de Santiago de Reinante.

Véase, a continuación una remota posibilidad, apuntada por Murguía, para explicar las frecuentes leyendas de pueblos desaparecidos bajo las aguas; para él, pudiera ser que la tradición se hiciese eco de asentamientos de carácter palafítico, demostrado en algunos puntos de Galicia, y que estarían enclavados en aquellos puntos en que el desagüe de los Ríos formaba extensos y fértiles estuarios, y en los que sus habitantes podían ponerse al abrigo de las fieras, con una alimentación fácil a base de conchas.

Las riberas del Eo y Masma serían para el uno de los lugares donde más posibilidades tendría esta cultura, así como en la zona costera comprendida entre ellas.

Esperemos que, algún día, se dé a conocer el fantasma de Vilachá, arrojando más luz sobre nuestras antiguas raíces.

San Miguel de Reinante (Siglos XV al XX)

Cronología

1.502

El Obispo libera a San Miguel y a San Cosme de la luctuosa. El Reino de Galicia cuenta con cinco provincias.

1.541

Sinodales por las que se prohíben ciertos ritos navideños y por los Santos.

1.550

Navia deja de ser de Ribadeo. Llega la imprenta a Mondoñedo. El reino de Galicia cuenta con siete provincias. Fiestas de toros en Mondoñedo y Ribadeo.

1.564

Llega la Reforma.

1.572

Peste en Ribadeo, Lourenzá y Mondoñedo .

1.574

Cuatro naves de la Armada Invencible en Ribadeo .

1.607

La pesca de la Balea en Ribadeo.

1.761

Al parecer, hubo una riada.

1.770

Gran miseria en Mondoñedo

1.809

Enero. Franceses en Mondoñedo, Trabada y Ribadeo. Hubo algún combate.

1.824

Gran temporal. No fue el único.

1.834

Cólera en Foz. Desde el año anterior el reino de Galicia queda reducido a las cuatro provincias actuales.

1.852

El oidium acaba con las viñas en la parroquia

1.855

Cólera de nuevo.

Parece que a lo largo de los siglos deja de denominarse a San Miguel de Vilachá y se habla de San Miguel, simplemente. En un momento determinado se comienza a hablar de San Miguel de Reinante y de la Administración de Reinante. Esto parece claro a comienzos del siglo XVII (1.605), pero quizás ocurriera antes, a lo largo de del siglo XVI.

Para conocer este proceso y sus causas, sería conveniente un estudio detallado de nuevo de los documentos del archivo de la Catedral, y cotejarlos con los que en este siglo empiezan a aparecer en el Archivo Diocesal y en el de la provincia de Mondoñedo que se encuentran, sin ordenar, en que el Ayuntamiento de en Mondoñedo.

A partir de del año 1.500 Existen. En el Archivo de la Catedral hasta el año 1.800 unos cuarenta documentos. Son, en general, algún apeo, foros, emisión de censuras (castigo que se imponían a los que no pagaban u ocultaban pertenencias), reformas del Cabildo sobre la luctuosa, Cartas Ejecutorias, sentencias y concordias entre litigantes. Se puede decir que, en líneas generales, se siguen deduciendo las mismas pautas de comportamiento social que parece se dieron en los últimos siglos.

En el año 1.581 se lleva a cabo un apeo por parte de la Administración, es decir, del Cabildo, que, no teniendo constancia absoluta de la situación geográfica y jurídica de las propiedades, llama a declarar a varios vecinos para que informen de cuáles son sus pertenencias (las del cabildo), y qué privilegios le corresponden.

Sabemos, por el citado apego, que le correspondían al cabildo en esta fecha la luctuosa del cura y la caballería (al parecer el Breviario). Además las tres cuartas partes de las ofrendas de Santos Difuntos, siendo el otro cuarto para el cura.

De todos los diezmos, las tres cuartas partes eran para el Cabildo, es decir, que todos aquellos conceptos por los que los colonos del cabildo tenían que pagar la décima parte se reunían y de ese todo, un cuarto era para el cura y tres cortos para el Cabildo. Aparte, el cura tenía que pagarle al Cabildo su diezmo.

Le correspondía al Cabildo, asimismo, las tres cuartas partes de un impuesto denominado fros (se supone que significa flores), que tenía que pagar el difunto al morir. También, al morir un colono tenía que pagar (el familiar, se entiende) a la funeraria, consistente en un sayo o saya de hombre o mujer o la mejor capa que tuviera (tres cuartas partes eran para el Cabildo).

Por último, la luctuosa; el Obispo y Cabildo percibían, al morir una persona, el mejor buey o vaca que hubiera o, en su defecto, la mejor cabeza de ganado de cuatro patas que hubiera. Quizás es el obispo liberara de esta carga a sus colonos de San Miguel en 1.502.

Además, los labradores colonos del Cabildo, estaban obligados a conducir el fruto que tenía como renta al lugar destinado por la Administración, sin más premio que darles de comer y beber.

Se hace, a continuación, una relación de fincas pertenecientes al Cabildo, que eran muchas, y que estaban situadas por Pereira, Cordido, Redondela, Vimieiros, Moreiras, Figueirido, Grilo, Pumariño, Cancela de Esteo, Salgueiros, Algara, Pereiro, Pumarrubín, Peliscón, Outeiro,Lalerllale, Armen, Boguidos, o Cobo, Arrechivadoiro, as Ribeiras, o Sexo, Peagos, Acisclo, Xunqueira, Quarto...

Resulta interesante porque hace referencia a nombres casi desconocido como Regueira de Lale, Regueira de Fontela, Regueira de Moreiras, etc.

De él también se deduce que la Fábrica de la Catedral de Mondoñedo (órgano encargado del mantenimiento y reparación de la Catedral) también tenía aquí pertenencias que testaban con las del Cabildo; otra institución que tenía gran número de propiedades era el Convento de Santa Clara de Ribadeo.

Dice, describiendo una finca: "Lugar que dicen As Rivas da Veiga de Salgueiros de dos celemines de pan que testa de una ellargada y por la parte de abajo con el camino de Vilachá a Casal de Hite; y de la parte de arriba y ellargada en heredad de la iglesia de San Miguel y de otra parte con el camino que va a San Miguel de Preguntoiro y de la otra parte en los montes y heredades comunes que llaman de Saldeite, lo cual labra Juan Dálvarez".

Vemos que el celemín era la medida de superficie, que luego fue sustituido por el ferrado (entonces se denominaban ferrones). Se puede ver también, que la iglesia ante San Miguel  también tenía sus heredades, que administraba el cura, lo mismo que éste podía llevar la administración de las tierras del Cabildo y del Obispo e incluso otras que algunas instituciones superiores le aforara o a arrendara. Se nota también que se habla de San Miguel de Preguntoiro, sin duda debido a que cada paisano hablaba a su modo, y que el notario no reparar demasiado en esos detalles, que él tampoco conocía.

En este tipo de escrituras, ya se nota que se refieren a nombres que hoy más o menos se conocen y por eso que a partir de ellos se podía conocer bastante de la antigua distribución de casales y heredades. No es ese el caso de los escritos anteriores, en que sólo se hace referencia a era de era de fulano y, en todo caso, al río y al camino.

En el año 1.668, con motivo de una disputa que tuvieron los curas de San Miguel, Pedro Moreda Ribadeneyra, y el de San Pedro, Gaspar Pardo, sobre el disfrute de las rentas de Casaldeite, se encomendó a una comisión formada por seis vecinos, tres de San Miguel y tres de San Pedro, de los más viejos, que dictaminan sobre los límites entre San Miguel y San Pedro. Sólo fueron cinco de los vecinos y de lo que hicieron poco se obtiene en claro.

Pazo de Outeiro Cartela y piedras de armas del pazo de Pumarín Cartela y piedras de armas del pazo de Pumarín Cartela y piedras de armas del pazo de Pumarín
Pazo de Outeiro Cartela y piedras de armas del pazo de Pumarín

Pusieron cuatro marcos que iban desde "la cruz que llaman de Fernán Ares, yendo otros tres en línea recta por el murado  de Gregorio do Outeiro llegando hasta la higuera de María Rodríguez".

Curiosamente, el cura de San Miguel lleva los apellidos que aparecen en la piedra de armas del pazo de Triana; Los Ribadeneyra fueron una familia muy importante, emparentado con Lupa, un personaje femenino de Iría Flavia adjunto a la tradición de Santiago. Un Ribadeneyra escribió sobre Pardo de Cela y en Viveiro quedan recuerdos de un Ribadeneyra que fundó una escuela de gramática.

Existen otros dos escudos: el de Outeiro, con la leyenda "AVANTE CON LA CRUZ AVANTE" es muy similar a uno de Ribadeo datado en 1.700, a excepción del águila inferior, que miran en diferentes direcciones. En el pazo de Triana, ya comentado, se muestra la leyenda "ARMAS DE LOS MOREDAS RIVADENEYRAS Y AGUIARES AÑO 1669". Los escudos del pazo de Pumarín son más antiguos y es más probable que aquí habitase álguien de ascendencia noble. Tanto Taboada como Andrade son dos apellidos nobles y la construcción de la casa, en 1.561, hace pensar en su poderío.

Hay referencias de que existieron más, pero fueron destruidos al reconstruir las casas. 

Extraído del trabajo "Historia de San Miguel de Reinante", realizado por José Rocha Grande, Primer premio del I Certamen de Narrativa convocado por la Asociación Folclórica "O Arco da Vella".

Toda esta documentación es por gentileza de Fernando Blanco Flores, creador de la pagina Web www.barreiros.org